Julio Eduardo Manzano Bizuet*
Oaxaca de Juárez, Oax. 31 de diciembre de 2020.- Por un momento, imagínese que se encuentra festejando el año nuevo, pero de 2019. Seguramente, se encontraba con su familia disfrutando de una deliciosa cena, contó los segundos de manera regresiva para que comenzara el 2020; abrazó a sus familiares o amistades que le acompañaron esa noche.
A pesar de que la nueva enfermedad ya retumbaba en China, nadie, pero nadie, se imaginó que como película de ciencia ficción, el año nuevo estaría acompañado de un virus que, hasta el día de hoy, es la primera pandemia del siglo XXI.
Resultaría pueril culpar al 2020 de las calamidades que acontecieron durante estos meses, la razón obedece que es una cuestión temporal, sin embargo, la línea de tiempo que recorre la humanidad, tendrá un pico que evocaremos como el año de la pandemia.
Transcurren los últimos momentos del 2020, año que nos heredó una pandemia que será recordada por varias generaciones, fueron un poco más de 300 días donde los cubrebocas, el lavado de manos, la sana distancia, uso de gel para manos, la infodemia, falta de oxigenación; entre otras palabras y prácticas, abarrotaron las noticias de medios de comunicación nacionales e internacionales.
Como guion cinematográfico, la pandemia ha mostrado lo mejor y lo peor de las personas. La primera línea de defensa: personal médico-salud, ha recibido con estoicismo los embates del COVID-19; también ha resistido el personal de seguridad pública; personal de limpieza, quienes por cierto entran en contacto directo con material contagio-infeccioso sin ningún tipo de protocolo sanitario.
Empero, ante el heroísmo de unas personas, también aparecieron agresiones físicas y psicológicas a personal médico; sectores de la sociedad mostraron resistencia al uso de cubrebocas, incluso llegando a ejercer violencia en contra de prestadores de servicios que exigían medidas sanitarias para evitar contagios.
Otra palabra que también se mencionó durante este 2020, fue el de la empatía, la cual fue defendida en dos posturas: en redes sociodigitales bajo el hashtag: #QuédateEnCasa; #YoMeQuedoEnCasa; se intentó empatizar para que la población permaneciera en sus hogares, y así, evitar más contagios.
Por otro lado, conforme fueron avanzando los meses, el discurso de permanecer en casa se fue diluyendo, porque las personas que viven al día, no pueden dejar de trabajar, ellas también buscaron la compresión de quienes por diversas circunstancias pueden quedarse en el hogar con un sueldo seguro.
Tomando en cuenta las postrimerías del 2019 y todo el 2020, a nivel mundial, el COVID dejó más de un millón de fallecimientos. En México, el coronavirus, ha dejado una estela de más de 120 mil muertos, empero, no sólo son 120 mil personas: son 120 mil familias, divididos en madres, padres, hijas, hijos, tíos, tías, amistades que perdieron la vida ante esta enfermedad.
El Covid-19 dejó una economía mundial y nacional tambaleante, costará años recuperar el crecimiento y desarrollo económico alcanzado antes de la pandemia. De acuerdo al IMSS, en México, tan sólo en el primer semestre del 2020, se perdieron más de un millón de empleos formales, millón que se traduce en necesidades familiares que como sea hay que solventar.
Como hemos visto, ningún gobierno estaba preparado para enfrentar la pandemia, países desarrollados como Estados Unidos, Alemania, Italia, Francia, Inglaterra; han sufrido las consecuencias mortales del virus: cobrando miles de vidas y destruyendo la economía.
A pesar del nivel cultural y educativo que poseen las personas en estas latitudes, se observaron manifestaciones violentas en contra de las campañas de uso correcto del cubrebocas, así como por el cierre temporal o bajo restricciones de actividades no esenciales.
Por lo que respecta a México, así como en otros países, el Covid-19, incrementó aún más la desigualdad social, reflejó la crisis del sector salud y del sector educativo, mostró la falta de empatía por quienes tienen que salir a trabajar, reafirmó el lastre de la corrupción y el “influyentismo” que ha imperado a lo largo de varias décadas.
A raíz del comunicado emitido por el gobierno de Inglaterra, sobre el descubrimiento de una nueva cepa del Covid-19, esta pandemia deja una ola de incertidumbre, la cual no se irá con este 2020. Como humanidad, se abriga la esperanza de que el virus sólo durará lo que resta del año, existe la ilusión que al primer minuto del 2021 el coronavirus se desvanecerá, sin embargo, es muy probable que la pesadilla siga escribiendo el guion en los primeros meses del año que comienza.
Esperemos haber aprendido algo del 2020. Al final, usted, tiene la mejor opinión…
Julio Eduardo Manzano Bizuet. Ex Defensor de las Audiencias de la CORTV. Es licenciado en Derecho, maestro en Ciencias de la Educación por el Instituto de Estudios Universitarios (IEU), maestro en Derecho Constitucional y Administrativo por la Universidad Lasalle, plantel Oaxaca. Docente actualmente de instituciones de los niveles medio superior y superior. Twitter: @EduardoBizuet