Oaxaca de Juárez, Oax. 23 de agosto de 2019.- La comunicación en una institución – llámese empresa, dependencia gubernamental, partido político u organización de la sociedad civil – atiende por esencia a cinco públicos con particularidades distintas. Las estrategias y los contenidos deben ir dirigidos hacia esas audiencias.
El primer gran usuario es, según sea el caso, el líder o la líder de la institución. Y es que, al representar al grupo, su imagen, su discurso, la percepción que genera y cada acción comunicacional que desarrolla deben ser prioritarias. Además, es éste el elemento que mayor incidencia tiene para la aprobación o rechazo de las estrategias generales en la materia.
Un segundo tipo de usuario lo representan todas y todos los líderes secundarios al interior y al exterior de la institución. Por ejemplo, en el caso de una dependencia gubernamental, cada director o directora de área tiene bajo su encargo temas fundamentales que se deben difundir. Muchas veces la falta de atención en estos niveles desencadena una percepción negativa de la estrategia comunicacional general, ya que las opiniones de los liderazgos impactan directamente en el ánimo de la institución.
La interacción y participación activa del ecosistema laboral en las dinámicas de comunicación revisten una gran importancia. Por ello, la plantilla de trabajo es el tercer usuario en las instituciones. Y es que, una de las tareas estratégicas para comunicar es generar identidad al interior de la organización y hacer partícipes a las y los colaboradores en las campañas internas y externas. En el ámbito gubernamental, enviar mensajes directos e involucrar a la planta trabajadora es muy efectivo, sobre todo cuando de sindicatos se trata.
El cuarto usuario son los medios de comunicación y las y los periodistas. Y es que no únicamente participan en la emisión de los mensajes hacia grandes audiencias, sino que son por sí mismos una audiencia específica que demanda información, atención y participación en las estrategias institucionales. Ellas y ellos abonan al control de cualquier crisis o, por el contrario, la generan o potencian.
Finalmente, el quinto usuario – y a quien debiera atendérsele con alta prioridad – es el público en general, a veces con interés directo en el quehacer y en los servicios de la organización y en otras ocasiones totalmente alejado de éstos.
Sin duda, en una estrategia de comunicación institucional, la suma y el trabajo bien administrado y enfocado con los cinco tipos de usuario permite que se consolide con mayores elementos la imagen de cualquier organización.
*Jorge Oropeza. Presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C.