Oaxaca de Juárez, Oax. 25 de febrero de 2020.- Existen dos importantes documentos en donde se señalan recomendaciones para que los medios de comunicación aborden de manera respetuosa los complicados casos de violencia de género. Uno fue elaborado en México por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y el otro en Argentina por la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Ambas guías pueden desglosarse durante los cuatro momentos de una cobertura periodística. Por ejemplo, en el primero, en la planeación de agenda y la jerarquización de contenidos, las redacciones deben dar prioridad a las notas de prevención y pensar en esas piezas con distintos formatos.
El segundo momento es la cobertura en campo. Aquí, la reportera o reportero tiene que advertir a la mujer sobre los riesgos de hacer pública la agresión y en ningún momento forzar una declaración en voz o imagen sin su consentimiento. También se tiene que poner especial énfasis en diversificar las fuentes, ya que un tema tan sensible y complejo debe ser abordado desde distintas miradas.
Ya sobre el escritorio, durante el momento de la redacción y producción de contenidos, debe protegerse la intimidad y la dignidad de la mujer violentada, cuidando escrupulosamente las imágenes y la descripción de detalles y datos personales. El único lenguaje utilizado debe ser el socialmente relevante. Y hay que hablar de las cosas por su nombre. Es feminicidio y no crimen pasional, es explotación sexual y no prostitución. ¡Quitemos los adjetivos!
Al final, en la publicación y seguimiento, los medios y periodistas tendrán que procurar no dejar un caso suelto hasta su conclusión, generando seguimientos completos y difundiendo siempre números de contacto institucionales para hacer útiles y orientadoras las notas para otras mujeres en las mismas circunstancias.
*Jorge Oropeza. Presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C.
