Perspectiva

La crisis de la posverdad

Oaxaca de Juárez, Oax. 5 de agosto de 2019.- En estos tiempos, debemos tener muy claro que una de las herramientas de mayor impacto en la comunicación política es la construcción intencional de la posverdad. Entendamos esto como la verdad inducida.

Hoy por hoy, este interesante fenómeno encuentra un muy atractivo campo para desarrollarse con la existencia de millones de medios ciudadanos y anónimos alojados principalmente en las redes sociales, con la posibilidad de viralizar contenidos atractivos pero sin fuentes serias y con la evidente crisis de credibilidad por la que atraviesa la política y quienes intervienen en ella.

La posverdad es la palabra que actualmente se utiliza para referirse a las verdades fabricadas o mentiras creíbles, en otras palabras, es todo aquello que se dice y se cree más que la misma verdad. Por ejemplo, calificar de corrupto a un político o de pederasta a un sacerdote – llámase como se llame y lo sea o no – socialmente es tan creíble que no queda duda de ello hasta que la realidad demuestre lo contrario. Le llaman posverdad a lo que creemos por un juicio o ideas que ya tenemos y que simplemente alguien nos confirma con verdades fabricadas. Por eso, hoy es la herramienta favorita de la guerra sucia y de la propaganda.

Inventar historias y testimonios, ponerle algunos números, elementos de credibilidad e imágenes y multiplicarlas por distintas vías es el camino de la posverdad. Esto llega a confundir a las audiencias en esta actualidad de sobreinformación.

La ciudadanía, las y los periodistas, los actores de la política, las y los académicos llegan a retomar y legitimar muchas de estas versiones. Esta posverdad no siempre es provocada del todo. A veces es inducida mínimamente y avanza de forma orgánica en la ola y circunstancias de las multiplataformas. La posverdad es una forma técnica de llamar al rumor. Por ello, quien domina este fenómeno de la comunicación, puede controlar el de la crisis, ya que es alguien que comprende que el muro del caos caerá. Y entonces puede definir empujarlo hacia donde quiera.

Al tratarse de un rumor creíble, el más grande error de las instituciones y de las y los políticos es buscar la aclaración, porque ésta masifica la versión falsa y legitima la mentira. Por ello, en política, hay dos formas de sobrellevar estas aparentes crisis que permean en las audiencias.

La primera es la verdad misma. A una mentira construida y creíble, hay que ponerle una o varias verdades que no contesten pero que sí confundan y pongan en duda la duda misma. Retomando el ejemplo anterior, a un señalamiento falso de corrupción hay que ponerle mensajes profundos de honestidad. Y la segunda forma para reducir los efectos de la nube es bajándolos a la tierra. Siempre será más efectiva la comunicación cara a cara que por cualquier instrumento del aire.

*Jorge Oropeza. Presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C.

Colaborador, FDN Oaxaca
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