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AMLO: entre el periodismo y las relaciones públicas

Julio Eduardo Manzano Bizuet

Oaxaca de Juárez, Oax. 14 de febrero de 2022.- Al igual que en otros sexenios, en el gobierno morenista encabezado por Andrés Manuel López Obrador, se sigue cumpliendo lo esgrimido por el escritor inglés George Orwell: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”.

La controversia suscitada entre AMLO y Carlos Loret de Mola ha escalado de nivel, porque quienes son afines al gobierno morenista aplauden que se confronte, con la que él ha llamado, la “prensa fifí”; otros por el contrario, han expresado su preocupación que el gobierno, en aras de justificar el “doble discurso” de austeridad republicana, vulnere derechos humanos como es el de la privacidad.

Con las descalificaciones que AMLO ha realizado a periodistas como Aristegui o al semanario Proceso, sigue confirmando intolerancia cuando le critican y exponen sus errores como Presidente de México y Jefe de la Administración Pública. En reiteradas ocasiones, el titular del Ejecutivo, ha expresado que los medios de comunicación deben tomar partido por la cuarta transformación, lo cual en una democracia no debería existir, porque el disenso es parte de la misma; si quienes comunican sólo aplauden, estamos regresando a una época en la que el gobierno controlaba la información, vicios criticados por este régimen.

López Obrador, como todo ciudadano, está facultado para ejercer su derecho de réplica; sin embargo, la forma como lo está realizando lo coloca en el ojo del escrutinio público, en su carácter de Presidente de la República, ha divulgado información de carácter privado, y para ello, presuntamente ha utilizado la maquinaria del Estado para obtener esa información. ¿Dónde quedó el discurso que los medios controlen a los medios?

Esta administración pública federal ha tenido aciertos, ha roto viejas prácticas y vicios de gobiernos anteriores, pero lo que sigue repitiendo es la intolerancia en contra de los medios de comunicación. En esta ocasión, López Obrador se “enganchó” con el reportaje publicado por Latinus, porque se cuestiona “el doble discurso del Presidente”. Nada molesta más, a quien se ostenta como referencia moral, que sea puesta en duda esa calidad.

López Obrador, como todo “estadista”, busca que su nombre quede inscrito con letras de oro en los anales de la historia; por ello, su reputación queda en entredicho con estas publicaciones. Que esto sirva de ejemplo para quienes se “avienten al ruedo” de la política, quien desee gobernar sabe que debe tolerar críticas sobre su trabajo como servidor público, si no le gusta que le señalen sus posibles errores, mejor que se dedique a otra actividad.

El periodismo de investigación se ha fortalecido en los últimos años, trabajos como el realizado por el equipo encabezado por Carmen Aristegui, cimbró el sexenio de Enrique Peña Nieto; en razón de lo anterior, bienvenida la crítica periodística que informa, sin mostrar afinidad, por quien esté al frente del gobierno.

Anteriormente, la mayoría de los noticieros por quedar bien con el gobierno en turno, sólo se limitaban a “informar” inauguraciones de obras públicas, eventos sociales a donde acudía el Presidente de la República, puntos de acuerdo sobre reformas estructurales, logros del régimen, etcétera. Las “noticias” se reducían a ser “enunciativas” o “declarativas”, sin ese sustrato crítico que hoy muestra los errores de la administración pública federal; sólo eran “relaciones públicas”.

Esperemos que quienes ejercen hoy el periodismo, no sólo acaricien los actos del gobierno, sino conserven ese ánimo crítico en futuros sexenios, que sin importar el color partidista sigan cumpliendo con su labor de informar desde un enfoque plural y objetivo, así como lo detalló Ignacio Ramírez “El nigromante”: “La prensa escrita son los sacerdotes de nuestro nuevo rito republicano, los que sustituyeron el cuchillo de obsidiana por una pluma valiente y talentosa. No habrá progreso nacional sin copiosas ofrendas para los dioses”.

No es necesario que el Presidente de la República se encare con los medios de comunicación que lo critican, no puede erigirse como un orientador de consciencias. Una alternativa, que tiene quien gobierna, para contener la crítica realizada por los medios de comunicación es ofrecer resultados contundentes antes las demandas sociales.

Las audiencias de los medios de comunicación tienen la libertad de recibir información, sólo ellas, tienen el arma adecuada para dejar de “seguir”, escuchar o leer a quien ejerce el periodismo, y esto sucede cuando quien “informa” no goza de credibilidad.
Al final, usted, tiene la mejor opinión…

Colaborador, FDN Oaxaca
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Colaborador, FDN Oaxaca
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